Las infecciones vaginales aquejan a miles de mujeres en todo el mundo (sean o no sexualmente activas), por lo general a aquellas cuya edad comprende de los 15 a los 44 años.
Este tipo de infecciones también afectan a las mujeres embarazadas. De hecho, el 80% de ellas pueden llegar a sufrirlas en algún momento durante el periodo de gestación. Es altamente probable que, si una infección vaginal no recibe el debido cuidado, termine perjudicando al bebé. Por eso, es primordial proteger la salud íntima.
¿En qué consiste una infección vaginal?
Primero hay que entender que en la zona íntima femenina existen bacterias que constituyen la llamada: flora vaginal. Ésta se encarga de proteger a la vagina frente a infecciones o agresiones externas.
Las bacterias “buenas” que forman parte de esta flora, cuidan que el pH vaginal sea adecuado, evitando la proliferación de microorganismos patógenos.
Las infecciones vaginales surgen cuando la flora vaginal es alterada e ingresan hongos, bacterias o parásitos, lo que causa un desequilibrio entre las bacterias “buenas” y las “dañinas”.
¿Qué factores que provocan desequilibrio de la flora vaginal?
Estas son las causas más comunes por las que surgen las infecciones vaginales:
- Por falta de higiene.
- Estar bajo tratamientos con antibióticos.
- Debido al uso de ropa interior muy ajustada.
- Por usar trajes de baño húmedos o ropa mojada durante mucho tiempo.
- Debido al estrés o desajustes hormonales.
- Debido a una higiene íntima excesiva.
- Por utilizar tampones, protectores diarios o toallas sanitarias perfumadas.
Tipos de infecciones vaginales
Las infecciones provocadas por hongos son las más comunes en las mujeres embarazadas. La más conocida es la candidiasis, ocasionada por un hongo denominado cándida albicans, cuando prolifera en la zona íntima femenina se origina una infección.
La candidiasis vaginal, afecta a 3 de cada 4 mujeres en algún momento de su vida y la probabilidad de su aparición es mayor cuando se comienza a tener actividad sexual.
La presencia de candidiasis puede provocar:
- Dolor al orinar.
- Sarpullido en el área vaginal.
- Dolor durante las relaciones sexuales.
- Hinchazón en los labios vaginales.
- Ardor alrededor de la vulva.
- Comezón y consecuentemente irritación.
- Flujo vaginal espeso.
- Enrojecimiento de la vulva.
Otro tipo de infección común entre las mujeres en edad reproductiva es la vaginitis o vulvovaginitis.
La vaginitis surge cuando se da un “desequilibrio” de las bacterias o levaduras que se encuentran en la vagina.
Debido a que existen distintos tipos de vaginitis sus síntomas pueden variar, sin embargo, los más comunes son: irritación, comezón o ardor vaginal, alteraciones en el flujo vaginal (cantidad, olor o color), olor desagradable, dolor al tener relaciones sexuales.
¿Las infecciones vaginales afectan al bebé?
Las infecciones vaginales que se presentan durante el embarazo y que no son tratadas oportunamente, pueden perjudicar tanto a la madre como a su bebé.
Por ejemplo, la candidiasis, ocasiona al bebé la infección de Muguet, la cual causa escamas blancas en su boca que pueden llegar a provocar mucho dolor.
La vaginitis, puede aumentar la probabilidad de un nacimiento prematuro. Los bebés prematuros podrían padecer alteraciones como peso bajo al nacer y problemas respiratorios.
¿Cómo se pueden evitar estas infecciones?
- Lava el área vaginal con agua y jabón neutro.
- Evita comer carne cruda y tomar leche no pasteurizada.
- Lleva una buena higiene íntima.
- Antes de tomar antibióticos debes consultarlo con el médico.
- Evita la ropa interior ajustada.
- Ten precaución con las mascotas (por ejemplo, la arena de gato puede contener parásitos nocivos para la salud).
- Evita usar trajes de baño húmedos o ropa mojada durante mucho tiempo.
- Evita las duchas vaginales.
- Mantén la zona íntima femenina siempre limpia y seca.
- Evita utilizar tampones, protectores diarios o toallas sanitarias que contengan perfume.
La mayoría de las enfermedades se pueden prevenir y detectar mediante un control prenatal: temprano, continuo y de alta calidad. Las pruebas y estudios que se realizan durante las consultas son primordiales, ya que a través de ellas se vigilará el estado general de salud del bebé.